Paloma

Paloma

18 febrero 2011

China de imitación

Los que me conocéis ya sabéis cómo es mi cara. Dicen que parezco China. China es la nacionalidad más común que me suelen otorgar...luego, los hay más originales que matizan y aseguran que es más japonés, tailandés o incluso filipino.

Suele ser la segunda pregunta que me hacen todas las personas al conocerme. Justo después del "hola qué tal" y siempre va precedido de un "¿Te puedo hacer una pregunta?". La respuesta siempre es no. Pero no a si me pueden hacer una pregunta, que yo dejo que la gente se exprese y no se quede con la duda...es un no a la pregunta que sé que me van a hacer. 

Tipos de preguntas:

1. "El tanteo"
- ¿Tu tienes rasgos orientales, no?
2. "A lo personal"
- ¿Tu no tendrás familia oriental, no?
3. "La excluyente"
- ¿Tu no eres de aquí, verdad?
4. "Modelo lo tengo clarísimo"
- ¿Quién es el chino? ¿Tu padre o tu madre?
5. "A lo cateto"
- ¿Tu no tendrás descendencia oriental?
- No tío, no...hijos chinos todavía no tengo...

Al contestar que no y decir aquello de "nunca me lo habían preguntado" le sigue la cara de incredulidad de un gran porcentaje de los osados encuestadores...
- ¿Seguro? Algo tienes que tener...investiga.

Tengo que reconocer que da juego...aunque de pequeña fuera lo más usado para referirse a mí. Fui Chunli (aquella del Streetfighter) durante mucho tiempo. Un poco mea culpa...me apunté a judo y, claro, ¡Lo puse a huevo!
Siempre he sido "tu amiga la china" para todas las madres de mis amigas y "Björk" para la gran mayoría de mis compañeros de trabajo...los del audiovisual ,que van de modernetes...

Os presento ahora el Ranking de la vergüenza:

En el número 3: "Me cago en la inocencia de los niños"
Yo trabajaba en una serie de televisión en la que algunos de los protagonistas eran niños. Maravillosos y espabiladísimos niños que no conocen la palabra timidez. Pues bien, un día estamos preparados para que canten aquello de "ACCIÓN". Todos los cámaras listos, sonido listo, equipo en silencio y...se gira la niña hacia mí y dice:
- Irene, ¿Tú eres china?
En ese momento todo el equipo se aguanta la risa pero a la vez esperan saber la respuesta porque la mayoría aún no se ha atrevido a hacerme la pregunta.
- No cariño, no lo soy.
- ¿Y cómo lo sabes?
- Porque mis padres no son chinos.
En este momento ya suplico internamente que el Director grite "grabando" y que la niña no siga haciendo preguntas. Pero justo antes...sentencia:
- A lo mejor eres adoptada...

En el número 2: "No entiendo ese piropo"
Un día estaba tomando una cerveza con unos amigos en un bar de Barcelona. Los camareros eran travestis. Genial, qué divertido, qué sitio tan moderno. Uno de ellos viene a recibirnos a la puerta...me coge el bolso a lo que apunta que es monísimo pero que se nota que es de poli piel...una pena nena! Justo después de eso, junta el dedo índice con el corazón, los pone totalmente rectos y, mirándome fijamente a los ojos, me da un golpe con las yemas en la frente y dice:
- ¿Tú eres de verdad? Pareces un travesti Tailandés.
Mi cara...un poema. Muy listo él, se da cuenta y remata:
- Es un piropo, ¿eh?

Y con el número 1: "¿Perdona?"
Pese a que me miran como intentando averiguar si soy de los suyos o no...en ocasiones voy a los chinos. Ésta fue una de esas ocasiones. Entré y empecé a deambular por los pasillos buscando no recuerdo el qué. No sirve de nada preguntar. Siempre todo está "al fondo del pasillo". En un momento dado, parece que veo la estantería en la que todo apunta que tiene que estar aquello que busco. Me detengo y hago una visión de rastreo cuando siento un dedo en mi hombro y una voz que dice:
- Perdona, ¿Este martillo cuánto vale?
Oh Dios...esto sí que ya no lo puedo soportar!!!!!!!
Me giro lentamente, deseando que sea un error mío...pero no, su cara está ahí esperando una respuesta. Yo sólo consigo pronunciar un profundo:
- ¿Perdona?????????????????


Eso sí os digo. Divertiros ahora mientras podáis...cuando los chinos lo invadan todo...yo soy la única que se va a salvar.

Amén.

20 enero 2011

Para gustos...chalecos

Dicen que algo que le pasó a tu madre durante el embarazo, o antes de él, puede determinar que te de miedo la oscuridad, que seas un inseguro e, incluso, que te den asco las aceitunas. 
Sí, hay personas, raras, a las que no les gustan las olivas...que no pueden ni verlas... Otras que corren por los pasillos de su casa en plena noche encendiendo todas las luces que encuentran en el camino hasta el lavabo. Porque sí, hay personas que tienen ganas de hacer pipí todas las noches. 
Hay personas que disfrutan haciendo muchas cosas diferentes a la vez porque no pueden decidirse por una sola. Hay personas que, últimamente, han perdido los nervios y, otras, que nunca los han tenido. Hay quien piensa que sus parejas siempre las dejan aunque no sea esa la realidad. Existen personas que se mean de risa con un chiste de Irene Villa y otras que querrían cortarle las piernas a aquellos que los cuentan...

Pues bien, a todos nos pasan cosas que querríamos que no nos pasaran. Como cuando tienes que ir a tu médico de cabecera habitual con un problema un tanto delicado y te abre la puerta un médico sustituto...un médico que está sanísimo, en plena forma...que no lleva ni bata y te habla de reconocimientos varios... Le cuentas lo tuyo con la boquita pequeña. Él te mira como queriendo decir "sé de qué me hablas" y esperas que no se quede con tu cara como tú te has quedado con la suya y con su nombre...vamos, que lo has buscado en Facebook nada más llegar a casa y has pensado por un momento (fugaz) que sería buena idea agregarlo para que pudiera seguir tu tratamiento y, con él, todos tus amigos cuando te preguntara por tu problemilla en el muro!

Luego lo piensas y dices, pa' qué? si quiere que me agregue él... tú confía tía...por si a alguien le interesa ¡No lo ha hecho! 

Y es que de raros está lleno en mundo. Incluso hay gente que no tiene claro si es un ser humano, incluso hay gente, que siendo Ángel Martín, se va de Sé lo que hicísteis...mientras otros querrían no tener que marcharse nunca!



Amén. 





17 enero 2011

A mí ésto no me está pareciendo bien...

Hay cosas que no me parecen bien. Muchas. Y me gusta compartirlo con los demás. Es la forma de expresar mi inconformidad, mi descontento, mi cabreo, mi hastío. De castigar a los culpables de una manera especial: con el uso de la voz alta, la tercera persona y el comentario, espontáneo a oídos del que lo recibe, pero trabajado y consciente por mi parte y la de aquellos que me quieren a pesar de conocerme.

Es útil cuando, por ejemplo, tu agente inmobiliario te garantiza que tu futura casera no va a tener ningún problema en poner una puertecita de plastiquillo malo en la cocina para que no apestes el resto de la casa y, el día que estás firmando el contrato, al hacer referencia a tal puerta, la casera te mira impactada por la noticia y acompaña sus ojos abiertos de un: yo en esa casa no me gasto ni un duro más. Eso, amigos, NO ME ESTÁ PARECIENDO BIEN. 

También es útil cuando vas a recoger unas entradas gratuitas para un festival y te presentas el primer día que las reparten, a primera hora, por aquello de ser la primera y no quedarte sin la mitad. Entonces, un dependiente alternativo te dice que, si no eres socio, hay entradas que no te puede dar. Eso, amigos, NO ME ESTÁ PARECIENDO BIEN. 

También es útil cuando compras un regalo por Internet y no sólo no te llega el día que te habían dicho, sino que además te dicen que tienes que pagar un dinero que ya has pagado. Total, lo solucionas, gestión por aquí, gestión por allá. Y entonces, te dicen: mañana lo tienes allí. Pero no podían hacerlo bien, no. Acabas teniéndote que personar hasta en dos ocasiones en la oficina para que, al final, te lo den. Hubiera tardado menos yendo directamente a Barcelona a buscarlo. Eso, amigos, NO ME ESTÁ PARECIENDO BIEN. 

Es útil cuando vas a comprar al supermercado y están haciendo obras...y no lo cierran, por no perder ni un duro. En cambio, a ti te hacen perder el tiempo porque no tienen la mitad de cosas que buscas, incluidos los Golden Grahams (espacio publicitario). Siempre está su hueco vacío...Eso, amigos, NO ME ESTÁ PARECIENDO BIEN. 

Y podría seguir explicando, cientos y cientos (guiño interno), de momentos en los que hago uso de esta actitud. Es muy sencilla. Levantas un poco la cabeza y comentas la situación (siempre ayuda ir con alguien, por aquello de que el comentario tenga un "supuesto" receptor). La acompañas de algunos movimientos agitados de las manos y proyectas bien la voz, para que llegue al receptor real.

Te sentirás liberado y conseguirás divertir (y en ocasiones avergonzar) a aquél que, como te quiere a pesar de conocerte, está contigo en ese momento...


Amén.

12 enero 2011

Curando la hipocondría

Hoy ha ido al médico y no se ha mareado. Raro, muy raro. Hasta su querido Doctor se ha extrañado.
Todo bien, pero ha salido de allí con un montón de papeles que le van a llevar más de un sofoco...

Debe tener un problema.

Le dan miedo las agujas, los hospitales, las batas blancas en general...así que nunca intentéis jugar a los médicos con ella...no le va nada ese rollo. Le dan miedo cuando los temas médicos, en su amplia definición, van con ella y cuando no. No soporta que le duela o le moleste algo porque siempre se convierte en algo importante. Se agobia y, otra vez, le da miedo. 

Repito, debe tener un problema. 

Se ha desmayado tantas veces que no podría dar un número aproximado. Se ha desmayado escuchando, viendo y padeciendo. Sin ningún criterio. 
Piensa en ocasiones en si algún día tendrá hijos. ¿Se desmayará también intentándolos sacar de sus entrañas? ¿Se mareará cuando se hagan un rasguño en una rodilla? 

Y llego a la conclusión de que hay personas que nacen con una tara en cuanto a su futuro profesional. Está claro, ella nació predestinada a no poder dedicarse a la medicina. en ninguna de sus especialidades...quizás podóloga podría haber sido...pero para eso...decidió dedicarse a esto de la Comunicación que marea muchas veces pero. todavía, suele oler bien y no le baja la tensión. 

11 enero 2011

Yo y mi bata

Llevo una semana comiendo. Me lo estoy comiendo todo y estoy de mala leche. Pero no creáis que es por comer...no, eso lo llevo bastante bien. Es porque me aburro.

Antes tenía que pensar cuántas capas me iba a poner para ir a trabajar, porque sí, trabajaba muchas horas en la calle e iba como si Barbie Montañas hubiera arrasado en el mercadillo. Me resultaba gracioso ver a las 6 de la mañana a la gente en el metro que me miraba como quieriéndome avisar, sin atreverse, de que esa línea no paraba en Sierra Nevada.

Pues bien, ya no tengo que pensar, la bata de lunares siempre queda bien en casa. Y lo calentita que es, y las sonrisas que provoca. Es como si al monstruo de las galletas le hubiera salido un sarpullido a topos amarillos y naranjas. No sé en qué momento mi madre pensó que me podía perder en mi propia casa...porque si no lo hizo para que me encontraran, no lo entiendo. Me he hecho la loca ante personas que me recomendaban que la quemara sin pensarlo dos veces. De hecho, mi padre intentó una vez acabar con ella utilizándola a modo de burbujitas protectoras de un deshumidificador lleno de polvo.

Nos sentimos aludidas, mi madre, la bata y yo.

A lo que iba, que me aburro. Y no es un aburrimiento cualquiera. Es un aburrimiento de esos que aburren de verdad. No sé estar sin trabajar. Lo he intentado. Y me he puesto literalmente enferma de intentarlo. - Cómo es el cuerpo...reflexiona una voz de 60 años dentro de mí... - Aguanta, aguanta hasta que se relaja... Y eso es lo que pasa, que uno no se puede relajar.

Y todo va de mal en peor. Como el lunes no tenía que madrugar, el domingo visité La Latina. Como en los bares ya no se podía fumar pero sí beber o ponerse de cocaína hasta el culo en los lavabos...tuve que salir a la calle. Como el bar estaba tan lleno, y yo tan relajada, decidí que la chaqueta no me hacía falta (uno no siempre toma la decisión correcta). Como en la calle había gente muy simpática, me quedé un rato más de lo que dura un cigarro. Como en vez de las 10 (hora programada) fueron las 3 (hora asumida) me he puesto enferma.

Eso sí, ahora no fumo, no bebo porque tomo antibióticos y no trabajo. Y el facebook, testigo de todo eso, no se calla ni una...- Muchacha, siempre estás conectada... - Por si hago falta mujé!.

Cuando el monstruo de las galletas me vomite, los virus abandonen mi cuerpo y suene el teléfono...resurgiré.


Amén.